Los primeros maestros

El primer maestro fue Don Hilario Villaverde. Un hombre que “venía a poner escuela” al pórtico de la Iglesia, que quedaba distante de su casa  y que más de una vez resultó amonestado porque los niños no alcanzaban los adelantos apetecidos, sin tener muy en cuenta las múltiples circunstancias adversas que conducían a esos resultados.

Doña Maximina Otegui fue la primera maestra propietaria. Era una mujer fuerte y arriesgada que quería lo mejor para sus alumnas, llego al municipio en 1925 e inicio un litigio con el maestro para obtener la clase mejor orientada, con más luz, necesaria para el tiempo que las niñas dedicaba a las labores de costura. Una vez solventada la cuestión legal se adjudica a las niñas en 1929 el aula que ya siempre conservarían. Es recordada con gran cariño por su profesionalidad por sus antiguas alumnas.